LÍNEA EDITORIAL

ETA ha sido derrotada, pero todavía no deslegitimada

"El final de ETA abre un tiempo de esperanza, pero los españoles, y los vascos en particular, nos jugamos mucho con el relato que pueda quedar cara al futuro sobre estos años"

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

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En las próximas horas asistiremos a una cuidadosa escenificación del final de ETA. Los análisis y críticas que se están haciendo desde la prensa nacional sobre las insuficiencias y omisiones en los sucesivos comunicados de la banda terrorista poca mella hacen en los pistoleros, que ante una parte de la sociedad vasca se presentan como artífices de la paz y con la aureola de un cierto respaldo internacional, en realidad muy marginal. Algunas personas pueden sentir la urgencia de pasar página para gozar de una normalidad que se les hurtó durante más de cuatro décadas.

El final de ETA abre un tiempo de esperanza, pero los españoles, y los vascos en particular, nos jugamos mucho con el relato que pueda quedar cara al futuro sobre estos años. En primer lugar para honrar la memoria de las más de 850 personas asesinadas. Sin olvidar a sus familiares, que a esa pérdida sumaron un indigno vacío social, cuando no la abierta hostilidad del entorno. Todo ese daño infligido exige, en la medida de lo posible, una reparación. Por eso, aunque la derrota policial de la banda sea muy importante, debe acompañarse de una revisión crítica de un nacionalismo excluyente y perverso que, lejos de sentirse hoy desautorizado por tanto odio sembrado, sigue campando a sus anchas, como si nada tuviera que ver con esta historia de terror.