J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

ETA: una historia que no se puede blanquear

La presencia de Arnaldo Otegui, líder de Sortu, junto con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y representantes del Partido Socialista de Esuskadi, en el acto organizado por los llamados “Artesanos de la paz” cara a la próxima escenificación del desarme de ETA, envía un mensaje equívoco en un momento delicado. La necesaria disolución de ETA debe producirse sin impunidad y debe ir acompañada de una memoria viva de la lucha por la libertad y la justicia, de la que son primeros testigos las víctimas del terrorismo. La participación de los socialistas vascos en este acto causa especial sorpresa e inquietud. La entrega de las armas por parte de ETA no puede convertirse en un acto de propaganda a favor de la banda y de sus entornos políticos. El fin de ETA se hará efectivo si se lleva a cabo en el marco de la ley, sin subterfugios que amparen un proyecto político que sigue siendo excluyente y radical, y sin generar ninguna amnesia respecto de la memoria de las víctimas ni de las secuelas del terrorismo en estos cuarenta años. ETA y su mundo buscan seguir siendo protagonistas de un final largamente anunciado, pero los partidos democráticos no pueden permitirse entrar en ese juego. La historia de ETA es una trágica historia de injusticia y violencia que no se puede blanquear en modo alguno. Una historia a la que hemos de poner punto final con las armas del Estado de Derecho.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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