J.L. Restán | Línea Editorial
A Europa le conviene una Rusia fuerte pero responsable
Europa tendrá un problema mientras no encuentre la fórmula para una relación estable con Rusia.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Europa tendrá un problema mientras no encuentre la fórmula para una relación estable con Rusia. Las acusaciones sobre injerencias a favor del independentismo catalán para debilitar España provocaron ayer cierto roce diplomático y la petición de los socialistas de que el gobierno informe en la Comisión de Secretos Oficiales. Al mismo tiempo el jefe del espionaje alemán calificaba a Rusia de «peligro potencial» por su afán desestabilizador en Occidente, mientras el presidente de Finlandia valoraba la posibilidad de un referéndum de ingreso en la OTAN, ya que la situación en el Báltico, según dijo, «es más peligrosa que en la Guerra Fría».
La realidad es que Rusia no es una potencia emergente, sino en decadencia. Pero el Kremlin utiliza su todavía poderoso ejército y sus servicios secretos para mantener una ilusión de poder, a menudo para legitimarse internamente. La estabilidad rusa es buena para Europa, que mucho más que una Rusia fuerte debería temer una Rusia inestable. Moscú, como contraparte, tiene que comprender que su fortaleza no puede depender de un liderazgo carismático, sino que necesita instituciones modernas y eficientes. De forma análoga, para ser respetado internacionalmente, el Kremlin debe renunciar al matonismo y empezar a comportarse como un país responsable que respeta las reglas de juego.