Las quimeras del independentismo catalán

Lo sucedido hoy en el Parlamento catalán bien podría considerarse un brindis al sol. Desgraciadamente las fuerzas políticas independentistas, incapaces de llegar a acuerdos de futuro, se limitan a celebrar actos de homenaje tan estériles como desesperantes. Es muy difícil saber qué objetivo último guía sus pasos y hasta dónde están dispuestos a llegar. Puigdemont y las leyes de desconexión son un mito para el imaginario independentista catalán. Y por eso consideran que hay que rendirles tributo y honores. Todo vale con tal de alargar esta situación de incertidumbre institucional sin que les importe lo más mínimo el daño que sus quimeras causen a la ciudadanía y a las instituciones de autogobierno.

Junts per Catalunya, ErC y la CUP saben que la resolución tramitada hoy contraviene las decisiones del Constitucional, y por tanto su eficacia real será nula. Pero a ellos no les importa. No se consideran sometidos al imperio de la ley porque en su mentalidad, nada ni nadie puede contravenir los dictados de su voluntad. Está claro que tenemos un problema cuya solución no es inmediata ni sencilla. Lo importante es que los mecanismos constitucionales funcionen, la judicatura haga su trabajo y los constitucionalistas no se rindan. Mientras tanto, el 155 sigue su curso.