LÍNEA EDITORIAL
Nada puede justificar el exterminio humano
"Sigamos, como hace el Papa, alzando la voz contra el olvido y rezando para que los responsables políticos y militares elijan el otro camino"
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Las noticias que nos siguen llegando casi a diario desde Siria ponen sobre la mesa el horror de un conflicto que comenzó hace ya ocho años y también la incapacidad de la comunidad internacional para acabar con él. Este fin de semana hemos conocido que decenas personas han muerto como consecuencia de un ataque químico en Duma, el último de los bastiones rebeldes que queda a las afueras de Damasco. Según los Cascos Blancos, que han mostrado unas fotos terribles de cadáveres, muchos de ellos de niños, podrían ser cientos las personas afectadas por el ataque de un helicóptero que arrojó sobre Duma un barril bomba, que contenía un agente químico.
Como dijo ayer el Papa Francisco, no hay una guerra buena o una guerra mala y nada puede justificar tales instrumentos de exterminio contra la población. La del Papa es, sin embargo, una de las pocas voces que clama en lo que parece ser el desierto del escenario internacional. Una vez que ha remitido la crisis migratoria, que el Estado Islámico ha sido derrotado, y que se ha llegado al acuerdo de algunas treguas humanitarias, por otra parte poco respetadas, parece como si la opinión pública internacional se hubiera acostumbrado a convivir con el drama de Siria y a prestarle escasa atención, desde una cierta indiferencia. Sigamos, como hace el Papa, alzando la voz contra el olvido y rezando para que los responsables políticos y militares elijan el otro camino, el de la negociación, el único que puede llevar a la paz y no a la muerte y a la destrucción.