J.L. Restán | Línea Editorial

La Navidad en Tierra Santa, signo de esperanza

Las comunidades cristianas de Tierra Santa han celebrado la Navidad en un clima de oración y esperanza frente a la tensión que se vive tras la decisión de Estados Unidos de establecer su embajada en Jerusalén.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Las comunidades cristianas de Tierra Santa han celebrado la Navidad en un clima de oración y esperanza frente a la tensión que se vive tras la decisión de Estados Unidos de establecer su embajada en Jerusalén. Días pasados, los patriarcas y líderes de las Iglesias de la Ciudad Santa, al margen de la evolución política de esta decisión, que ha sido condenada por la comunidad internacional, reiteraron su conocida posición favorable al mantenimiento del “status quo” de Jerusalén hasta que se llegue a un acuerdo de paz justa entre israelíes y palestinos. Por desgracia, todo el proceso de diálogo ha quedado suspendido. Israel mantiene de manera excluyente su proclamación de la ciudad como la capital unificada del Estado judío. Por su parte, los palestinos no están dispuestos a renunciar a su aspiración de declarar la parte oriental de Jerusalén como capital de su futuro Estado.

La Iglesia considera que cualquier acercamiento político de las partes en litigio no puede privar a la ciudad de su verdadera esencia como una tierra bendita para el mundo entero. “Jerusalén es un tesoro de toda la humanidad y no puede ser reducida a una cuestión de disputa territorial o de soberanía política”, afirmaba con firmeza el Administrador Apostólico del Patriarca Latino de Jerusalén. En todo caso, el nuevo sesgo conflictivo que ha adquirido la Ciudad Santa no ha impedido la celebración de la venida de Cristo en Belén, con la asistencia ya habitual del presidente de la Autoridad Palestina. Como señalaban los patriarcas cristianos en su mensaje navideño, la encarnación de la Palabra sigue siendo, dos mil años después, la fuente de la alegría, de la esperanza y de la paz, a pesar de los desafíos de un mundo desgarrado por la violencia, la injusticia y la codicia.