Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Hoy se reunen en Washington los ministros de Asuntos Exteriores de la coalición de 68 países que participan en la guerra abierta contra el llamado califato islámico, el Daesh, que sigue ocupando parte del territorio sirio e iraquí. Es la primera reunión de este tipo desde la elección de Donald Trump, y pretende diseñar las próximas etapas de una lucha llena de complicaciones por las disensiones de fondo entre los principales miembros que participan en la coalición. En primer lugar se discutirá sobre qué pasará con los territorios sirios a medida que sean arrebatados a los yihadistas. No hay acuerdo sobre si deben ser devueltos a la Siria de Asad, o bien dejarlos en manos de la desunida oposición, bajo el la tutela rusa o turca.
El presidente Trump tiene claro su objetivo de acabar con la presencia yihadista en Oriente Medio, y con su habitual grandilocuencia ha pedido al Pentágono un plan destinado a erradicar el Estado Islámico. En este objetivo coincide con Rusia, pero Putin aspira a controlar directamente la evolución de la situación en Siria, con las suspicacias turcas que no se fian de las milicias kurdas que intervienen con el apoyo ruso.
Con la cumbre de Washington empieza un nuevo acto de este drama, pero conviene no olvidar que el combate contra el yihadismo requiere, además del esfuerzo militar, inteligencia política y trabajo cultural y social, en Oriente Medio y también en Europa.