J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Un nuevo parlamento catalán

La constitución del Parlamento de Cataluña y de su mesa, con mayoría secesionista, no aclara el camino de la normalización institucional sino que abre un nuevo periodo de incertidumbre, y quizás, de inestabilidad.

José Luis Restán

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La constitución del Parlamento de Cataluña y de su mesa, con mayoría secesionista, no aclara el camino de la normalización institucional sino que abre un nuevo periodo de incertidumbre, y quizás, de inestabilidad. El acuerdo entre Junts per Cataluña y Esquerra Republicana, y la abstención de los Comunes, ha hecho posible la designación de Roger Torrent como presidente del Parlament, desplazando de este lugar de gran visibilidad a la fuerza política más votada el 21-D, Ciudadanos.

En su primer discurso Torrent ha hablado de buscar la normalización institucional y de la necesidad de coser las heridas de una sociedad catalana que es plural. La mejor manera de emprender ese razonable camino sería abandonar la pretensión de investir Presidente de la Generalitat a Carles Puigdemont o a cualquier otro candidato que tenga cuentas pendientes con la justicia.

Ya está claro, y los secesionistas lo saben, que no existe posibilidad legal de proceder a la investidura de un candidato que no esté presente en el debate. De nada serviría retorcer el reglamento para permitir una investidura telemática o por delegación, que no contempla nuestro ordenamiento legal. Mientras tanto, la aplicación del artículo 155 sigue vigente, y seguirá, como ha subrayado el Presidente Rajoy, mientras no haya un Presidente de la Generalitat investido conforme a la ley. La legislatura ha echado a andar pero las incertidumbres siguen ahí, para desgracia de los catalanes y del conjunto de España.