J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Repensar Europa

En un discurso a los participantes en la conferencia “Repensando Europa”, organizada por la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, el Papa Francisco ha afirmado que la primera, y tal vez la mayor contribución que los cristianos podemos aportar a la Europa de hoy es recordar que no se trata de una colección de números o de instituciones, sino que está hecha de personas.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En un discurso a los participantes en la conferencia “Repensando Europa”, organizada por la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, el Papa Francisco ha afirmado que la primera, y tal vez la mayor contribución que los cristianos podemos aportar a la Europa de hoy es recordar que no se trata de una colección de números o de instituciones, sino que está hecha de personas. Es precisamente el ser personas lo que nos une a los demás, lo que nos hace ser comunidad. No es casualidad que los padres fundadores del proyecto europeo eligieran precisamente esa palabra para identificar el nuevo sujeto político que estaba constituyéndose.

La comunidad, ha dicho Francisco, es el mejor antídoto contra los individualismos que caracterizan nuestro tiempo. En este sentido, la familia, como primera comunidad, sigue siendo el lugar fundamental para ese descubrimiento. Es tiempo de hacer de Europa un lugar de diálogo en el que se considere el papel positivo y constructivo que la religión tiene en la sociedad, en lugar de mirarla con el prejuicio laicista que pretende reducirla al ámbito privado.

Europa vive una especie de déficit de memoria. Por eso es necesario favorecer una comunidad inclusiva y solidaria, que sepa beber de su rica tradición sin traicionarla, y que ponga todo su saber hacer, no en construir trincheras, sino en forjar una Europa de paz, unida y concorde, capaz de redescubrir el valor de su propio pasado para enriquecer el presente y entregar a la posteridad un futuro de esperanza.