J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
La revolución del 68 y la redefinición de los Derechos Humanos
Nuestro tiempo complejo no solo nos sitúa ante una época de cambios veloces y permanentes, sino que se está constituyendo como un auténtico cambio de época
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Nuestro tiempo complejo no solo nos sitúa ante una época de cambios veloces y permanentes, sino que se está constituyendo como un auténtico cambio de época. El Papa Francisco, que ha pensado en numerosas ocasiones sobre esta idea, la ha abordado en el Discurso al Cuerpo Diplomático desde una perspectiva novedosa, al volver la mirada con acierto medio siglo atrás. La denominada “revolución del 68” trajo consigo un nuevo paradigma antropológico, y como consecuencia, una reinterpretación de algunos derechos fundamentales del hombre. Bajo una apariencia benévola, a la que contribuyó sin duda una propaganda eficaz, fueron surgiendo múltiples “nuevos derechos”, a veces contrapuestos entre ellos.
Este fenómeno, según Francisco, no siempre ha contribuido a las buenas relaciones entre las diferentes naciones, porque desde distintos poderes esos “nuevos derechos” se han tratado de imponer. Muchos pueblos no se han sentido respetados, y es que existe el peligro real de que, en nombre de los mismos derechos humanos, se instauren nuevas formas de colonización ideológica por parte de los más fuertes y los más ricos, en detrimento de los más pobres y los más débiles.
En este proceso algunos derechos fundamentales han sido redefinidos hasta perder su sentido original y terminar significando incluso lo contrario. Es lo que sucede, por ejemplo, con el derecho fundamental a la vida, que de tantas formas diferentes, desde el inicio hasta el final de la existencia humana, se pone hoy en cuestión, como ha denunciado con claridad el Papa ante los embajadores.