LÍNEA EDITORIAL

San Pablo VI, san Óscar Romero

"Ha emergido así claramente la figura de un pastor que dio la vida por el Evangelio"

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

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No por esperada deja de ser noticia la próxima canonización de Pablo VI. El Papa ha aprobado un segundo milagro atribuido a su intercesión, nuevamente la curación de un bebé en gestación, una niña italiana a la que los médicos apenas habían dado posibilidades de nacer. El Pontífice que pilotó el Concilio, que inauguró los viajes papales y que emprendió un diálogo fecundo y sincero con el mundo y la cultura de su tiempo, es hoy un referente para Francisco y su modelo de una Iglesia en salida que existe para anunciar el Evangelio. Su influjo se deja ver también claramente en san Juan Pablo II o en los principales documentos de Benedicto XVI, como Deus caritas est, con la afirmación de que la fe no es una simple herencia cultural sino el encuentro con la persona de Jesucristo.

Junto al Papa Montini, la Santa Sede anunció la canonización de otro santo muy actual: Óscar Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado en 1980. Gracias al empeño personal del Papa Francisco y a una mayor perspectiva histórica se ha disipado toda sombra de ideología que enrarecía el debate en torno a su figura. Ha emergido así claramente la figura de un pastor que dio la vida por el Evangelio y por no callar mientras una parte de su pueblo era asesinada impunemente. De forma similar a Teresa de Calcuta, otra santa reciente, monseñor Romero es crucial en la vida cristiana hoy de muchas personas, y no solo en América Latina. Especialmente aquellos cristianos llamados a trabajar por la justicia social, saben ya a ciencia cierta que tienen en él un modelo seguro para seguir a Jesús.