J.L. Restán | Línea Editorial

El siniestro juego de Maduro

La situación en Venezuela parece alcanzar cada día un punto límite, superado al día siguiente con las maniobras del presidente Maduro para mantenerse en el poder. Las continuas manifestaciones de la población en Caracas y diversas ciudades del país, se han saldado con la encarcelación de los dirigentes de la oposición y la convocatoria de una Asamblea Constituyente, un acto que acaba con el último resto de democracia real. Con todo, no parece verosímil que el país se encamine hacia una guerra civil. Para el cardenal Jorge Urosa, arzobispo de Caracas, la guerra está descartada porque la población está indefensa ante la brutalidad del ejército y de las milicias paramilitares que ya han asesinado en los últimos días a más de treinta personas.Maduro mantiene un rígido control sobre todas las instituciones, en especial sobre el Ejército, que a su vez domina buena parte de la actividad económica en un marco de corrupción generalizada, con una inflación que rebasa el 700 por ciento anual. La inmensa mayoría de la población, acuciada por el hambre y la falta de medicinas, no está dispuesta a conformarse con la deriva totalitaria del régimen. Ante esta situación el episcopado ha exhortado a los venezolanos a no resignarse, a levantar su voz de protesta, pero sin caer en el juego de quienes generando violencia quieren conducir al país a escenarios de mayor confrontación con el fin de agravar la situación y mantenerse en el poder.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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