J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Verdad, Bondad y Reconciliación

La historia más reciente de Colombia está atravesada por el amor y la luz que hombresy mujeres han generado gracias a poner justicia y bondad allí donde abundaba la desolación, la soledad y la muerte. Devolver bien por mal es posible allí donde el hombre y la mujer aceptan y acogen la historia completa y asumen que el pecado, la violencia y el desencuentro pueden vencerse de la mano de Dios y tornarse verdad, bondad y reconciliación. Lo ha dicho Francisco, con tanta razón como corazón, durante la Misa celebrada en el parque Las Malocas, en Villavicencio.Ser cristiano en Colombia no es andar entre algodones, negando una u otra parte de la historia vivida, sino aceptar que no hay reconciliación sin acogida del otro, sin superación de la venganza, sin reconocimiento de las diferencias y los conflictos. Colombia es una tierra regada con sangre de inocentes, sembrada de dolor y desgarros familiares. No pueden ponerse paños calientes. Pero es precisamente este drama el que exige, con mayor vigor si cabe, un compromiso absoluto con la paz y la justicia.El 2 de mayo de 2002 en Bojayá, en el interior de una Iglesia, fallecieron asesinados alrededor de 119 personas. Francisco ha celebrado a los pies de un Cristo amputado y sin rostro, que reúne en sí todas y cada una de las historias de sufrimiento de los asesinados en Bojayá y en toda Colombia. La reconciliación que predica el cristianismo no es abstracta ni desencarnada, sino histórica y real. Y es posible porque el primer paso, del que habla el lema de este viaje, se llama Jesucristo.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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