'Línea Editorial'

Zozobra en torno a la universidad

Si toda generalización es injusta, las descalificaciones por principio contra la universidad española también lo son, aunque sea mejorable en muchos aspectos.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

1 min lectura

Durante estos días pasados, con motivo del caso Cifuentes, se ha hablado mucho de la Universidad en España, de la calidad y excesivo número de sus centros, de la desproporcionada oferta de sus títulos, de su politización, de la endogamia de sus profesores, de las perniciosas relaciones entre docentes y políticos. Problemas que, en mayor o menor medida, están presentes en el sistema universitario pero que no definen a la universidad española, pública o privada. Las universidades deben responder a la sociedad a la que pretenden servir, no a los políticos que gobiernan en las comunidades autónomas.

Si toda generalización es injusta, las descalificaciones por principio contra la universidad española también lo son, aunque sea mejorable en muchos aspectos. La calidad de la universidad no puede medirse por casos aislados de malas prácticas, aunque estos enciendan la luz de alarma. La calidad radica en la diversidad, preparación y competencia del cuerpo docente, la ambición de los programas académicos, su nivel de adaptación a las necesidades de la sociedad y del mundo empresarial. Esta exigencia debe ser controlada por las agencias nacionales y autonómicas que de forma permanente evalúan a s profesores, titulaciones y centros. La actual zozobra plantea la necesidad de un debate, sereno pero profundo, sobre la regeneración de la universidad, sobre su necesaria depuracion y reordenamiento, más allá de las decisiones y los intereses de la política.