Línea Editorial 24/1/2024

La amnistía es el premio

El Gobierno de España y su ministro de Justicia, se han convertido en el fiel portavoz de las exigencias de Puigdemont

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Gobierno de España y su ministro de Justicia, Relaciones con las Cortes y Presidencia, se han convertido en el fiel portavoz de las exigencias de Puigdemont. Desde que el pasado mes de noviembre se conoció el texto de lo que ha sido tramitado como Proposición de Ley de Amnistía, los españoles han vivido en vivo y en directo su revisión constante, siempre a la medida de las demandas de su primer beneficiado. La última, negociada con nocturnidad, pero ratificada en la Comisión de Justicia, ha sido la de ampliar la amnistía a los delitos de terrorismo con excepción de los que atenten directamente contra los derechos humanos.

Bolaños no enrojece al afirmar que no se cruzan líneas rojas, ni a Puente le tiembla la voz al afirmar que lo pactado “evita hacer un traje a la medida de Puigdemont”. Los debates de fondo y forma sobre lo que se ha pactado y su encaje real en el orden jurídico español y europeo son necesarios, pero exigen la precisión de expertos juristas. Lo inmediato es abrir una grieta en el discurso del Gobierno que permita evidenciar la perversa intención de manipulación política. La explicación a la barbaridad que el PSOE ha perpetrado es sencilla. Sánchez necesita los votos de Junts porque, de lo contrario, su legislatura salta por los aires. Está dispuesto a todo. Y todo significa tensar las costuras del orden constitucional y manipular la verdad de las cosas hasta el punto de inventar la existencia de “un terrorismo bueno” que, lejos de merecer reproche, merece el premio de la amnistía.