Madrid - Publicado el - Actualizado
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El debate electoral de esta noche puede ser decisivo cuando el porcentaje de indecisos es superior al 30 por ciento. Sería deseable que asistiéramos a una discusión centrada en las políticas que necesita España en materia fiscal, territorial, laboral o de inmigración. Si no es así, el debate no servirá para superar el hastío creciente de los españoles hacia la política.
Las últimas encuestan conocidas hoy reflejan un empate técnico entre los bloques de la derecha y de la izquierda, con una ligera ventaja de la derecha que, sin embargo, no le permitiría gobernar. Sánchez, que no se ha mostrado muy hábil en los debates, tendrá que escuchar cómo todos le acusan de ser responsable de la repetición electoral. El candidato del PSOE tendrá que convencer a los espectadores de su “inocencia” ante la falta de acuerdo y de que la situación en Cataluña se ha gestionado con éxito.
Curiosamente Iglesias, desde el pasado mes de julio, ha superado las acusaciones que le hacían responsable de la falta de acuerdo. El líder de Podemos ha mostrado capacidad de sacar partido a los debates, con lo que estará cómodo. Como lo estarán el líder de Vox, Abascal, al alza por la preocupación que genera la gestión de la crisis en Cataluña, y Pablo Casado, que ha ido recuperando a los votantes tradicionales del PP. Rivera, como Sánchez, es el que más puede perder. La fidelidad del voto a Ciudadanos está por los suelos y Rivera se juega, en cierto modo, su continuidad al frente del partido naranja el domingo.