El espejo en el que España necesita mirarse

Esta mañana, en un acto organizado por la ACdeP en memoria de Eugenio Nasarre, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha reconocido el esfuerzo que tantos hombres y mujeres hicieron durante la Transición para que la concordia fuera posible. Aquella amnistía que conoció Eugenio Nasarre fue, como ha subrayado Núñez Feijóo, un gesto generoso que la comunidad internacional supo reconocer y alabar. La amnistía que llega de la mano del bloque Frankenstein es, sin embargo, un hecho que escandaliza a las democracias vecinas, en la que España se ve sometida a un chantaje y que no cierra ninguna herida, sino que abre la puerta a nuevos conflictos, como ya han predicho sin pudor sus beneficiarios más directos.

En estos momentos de desprestigio de la clase política, es muy necesario fijarnos en el espejo de hombres como Eugenio Nasarre que entendió a la perfección, desde sus convicciones cristianas, cuál debía ser su papel en la vida pública. Aquella unión que hizo la fuerza en un momento tan delicado de nuestra historia como la Transición, tiene que ser también espejo para un escenario de división profunda como el que estamos padeciendo. Cualquier propuesta de regeneración de la vida pública pasa por la verdad que nos hace libres y por una libertad que hemos de conquistar juntos en aras del bien común y no en beneficio de unos pocos, con generosidad y altura de miras, para otear el horizonte al que debe apuntar España, más allá del estrecho margen de una legislatura.