Línea Editorial 16/02/2022
La euforia del PSOE tras su derrota en Castilla y León
Lo que menos podía esperarse tras las elecciones en Castilla y León es que el partido que más votos y procuradores ha perdido, el PSOE, se mostrase eufórico tras la derrota
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Lo que menos podía esperarse tras las elecciones en Castilla y León es que el partido que más votos y procuradores ha perdido, el PSOE, se mostrase eufórico tras la derrota. Pero el PSOE, maestro en narraciones, pretende centrar el foco en el dilema que se le plantea al Partido Popular: abrirse, o no, a un pacto con VOX, partido al que Sánchez arroja al infierno de la extrema derecha, atribuyéndole ser un peligro para la democracia. Lo dice él, que gobierna en coalición con la extrema izquierda contraria a la Constitución, y con el apoyo necesario de quienes intentaron un golpe de Estado en Cataluña y de los herederos de ETA, que no han condenado los crímenes de la banda. Sánchez no tiene ninguna autoridad moral para descalificar los acuerdos del PP con VOX.
El PP debe resolver su dilema táctico y de fondo sobre la conveniencia de formar un gobierno de coalición con VOX en Castilla y León, pero no bajo la presión de un cínico chantaje moral como el que plantea Sánchez. El panorama electoral, que no va a cambiar a corto plazo, obliga a encontrar fórmulas de acuerdo, que pueden ser variadas. Ayer Pablo Casado, con un discurso duro, no negó en el fondo la posibilidad de ese acuerdo, sino que marcó algunas líneas rojas en temas como migraciones, sistema autonómico, integración en Europa o lucha por la igualdad. Sin embargo, hay un ancho espacio para alcanzar acuerdos. Porque si hay algo que comparten los electores, desde el centro a la derecha, es la necesidad de poner punto final a la mayoría Frankenstein.