Madrid - Publicado el - Actualizado
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No está siendo un buen comienzo de legislatura. En el plazo de 24 horas hemos asistido a la burla de los independentistas con su seudo-acatamiento de la Constitución, y a la derivación al Supremo de la decisión de suspender a los diputados procesados por rebelión. Aunque todas las miradas se dirigen a Meritchell Batet, la responsabilidad recae en el líder del PSOE. Sánchez quiere esperar a las elecciones de este domingo antes que admitir la realidad del escollo que supone la presencia de los independentistas en el Congreso y el Senado.
De momento el Supremo ya ha respondido a Batet que debe ser la Mesa del Congreso la que tome la decisión final sobre los diputados en prisión preventiva. Pero una vez que se decida esa suspensión, también se abrirá un tiempo de espera para ver si renuncian a sus actas o las mantienen, lo cual va a influir en la mayoría que Sánchez necesite para ser investido. Todo ello conforma un mal presagio para esta legislatura. El PSOE prosigue con una estrategia de contemplaciones con quienes no aceptan la legalidad constitucional, sino que insisten en proclamar una república independiente. No hay claridad para afrontar el primer problema de nuestra convivencia nacional.