Madrid - Publicado el - Actualizado
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Fenómenos sociales como los “botellones”, el acoso escolar, e incluso la violencia doméstica, tienen que ver con la degradación creciente de la familia como célula esencial de la sociedad. Una familia debidamente valorada es la primera escuela que debe educar a los hijos en virtudes sociales como la convivencia, el respeto a los demás y la construcción del progreso humano.Las principales asociaciones civiles que se ocupan de este aspecto vital consideran que la familia es la gran ausente de la agenda política española y denuncian que incluso muchas madres no tienen más hijos por miedo a un futuro incierto. La presidenta de “Acción Familiar” declara hoy en ABC que hace falta un pacto de Estado que reconozca el valor real de la familia para la integración social, el bienestar afectivo y la educación integral de los más pequeños. Otros, como el presidente del Instituto de Política Familiar se muestran convencidos de que el respaldo a la familia es una prioridad que no supone gasto sino una inversión para el futuro.La respuesta que están dando hasta ahora las Administraciones Públicas deja mucho que desear. Ahí está como muestra la incorporación a los planes educativos de la ideología de género, que tiende a debilitar la institución familiar y se opone al derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones. El dilema entre familia y Estado lo han tratado de resolver las dictaduras a favor del Estado, pero no debe ser así en la democracia.