Línea editorial 7/03/2022

Un futuro mejor

Desde hace ya más de diez días seguimos minuto a minuto la información sobre una guerra que nos llena de espanto

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Desde hace ya más de diez días seguimos minuto a minuto la información sobre una guerra que nos llena de espanto. Sentimos como nuestro el sufrimiento de los ucranianos que mueren bajo las bombas y que huyen de su país. Crece la conciencia de que es urgente ayudar cuando hay personas que lo han perdido todo. La palabra libertad, tan usada para hacer juegos malabares, tiene desde hace más de una semana para nosotros un contenido concreto. Hemos visto que la libertad no es la indeterminación absoluta, sino que los ucranianos puedan mantener los vínculos con su familia, con su país, con su cultura. La democracia, que dábamos por descontada, ha aparecido como un sistema que es necesario cuidar. La paz, que parecía conquistada para siempre en Europa, aparece como un lujo frágil, casi inalcanzable. La vida, tantas veces acosada por la frivolidad, se ha hecho densa al verse amenazada. De pronto nos hemos dado cuenta de que la historia no es un mero ascensor de progreso.

Es fácil quedar atenazados por el pánico. Los acontecimientos son tan inesperados, tan dolorosos que exigen una capacidad crítica a la altura de las circunstancias. La crítica no es solo un análisis geoestratégico, económico o militar, siempre necesario. La crítica, en estos momentos, requiere preguntarnos qué posible esperanza tienen los ucranianos y el resto de los europeos. La respuesta, necesariamente, debe incluir justicia para los muertos, y motivos suficientes para pensar que es posible un futuro mejor.