Madrid - Publicado el - Actualizado
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El lobby gay ha vuelto a mostrar que una cosa es promover la tolerancia y otra ponerla en práctica cuando se trata de respetar al que piensa diferente. Un grupo de activistas ha tratado de interrumpir la charla que el Arzobispado de Barcelona había organizado con Phillipe Ariño como ponente. Ariño pone especialmente nerviosos a los adalides de la ideología de género porque se confiesa homosexual, católico, de izquierdas y feminista, pero trata de explicar precisamente cuál es la hoja de ruta sectaria que el lobby trata de poner en marcha y argumenta también el porqué de su opción personal por la castidad. En medio de todo el alboroto creado artificialmente para estigmatizar a la Iglesia y al propio Phillipe Ariño, las únicas palabras sensatas, y que han ido al fondo de la cuestión, las ha pronunciado el arzobispo de Barcelona. Monseñor Omella ha remitido una carta al Parlamento autonómico catalán en la que, siguiendo el ejemplo y las enseñanzas del Papa Francisco, ha recordado que la Iglesia respeta a todas las personas, aunque eso no significa que tengamos que estar de acuerdo con todas las propuestas que se hacen desde las diferentes opciones sociales o éticas. Ojalá que, como escribía el propio arzobispo, podamos seguir trabajando para respetar plenamente la democracia, la libertad de expresión, la justicia y el respeto a los derechos humanos. Ojalá que se impongan la sensatez y la libertad a la censura, y que desde posiciones diferentes podamos seguir trabajando juntos por el bien común.