Línea Editorial COPE: El CNI también es víctima del desprestigio institucional

La comparecencia ante el juez de la ex directora del CNI, purgada a instancia de ERC, se ha pospuesto a enero. El asunto tiene su antecedente en mayo de 2022, cuando, en un guiño a sus socios independentistas, el Gobierno destituyo a la directora del Centro Nacional de Inteligencia, Paz Esteban, tras la polémica generada por el espionaje a dirigentes independentistas. El propio gobierno había considerado el desafío independentista como una cuestión de seguridad nacional.

El ministro Grande Marlaska ha asegurado hoy, al ser preguntado sobre la imputación de Paz Esteban, que el Gobierno está abierto a desclasificar documentos secretos del conocido como “caso Pegasus”, si considera que es oportuno y conforme a la ley. El primer paso fue utilizar a Paz Esteban como chivo expiatorio. Los insaciables socios del nuevo Gobierno no se van a dar por conformes. El mar de fondo que se mueve en todo este penoso asunto es la sospecha generalizada que se está extendiendo sobre todos aquellos que puedan ser una pieza molesta para mantener el cambalache de la formación Frankenstein. Ya hemos visto hasta qué punto esa forma de proceder puede erosionar los fundamentos básicos del Estado de Derecho, en la medida en que salte por los aires la división de poderes. El comodín del lawfare es un buen ejemplo de ello. Ahora, en la escalada de desprestigio institucional, se ve también envuelto el CNI. El Estado de Derecho necesita unos servicios de inteligencia profesionales y sometidos a la ley, que sean solventes y respetados por nuestros socios. Por el contrario, la mayoría que sustenta a Sánchez les expone al desprestigio y la desconfianza interna y externa.