Línea Editorial COPE: Recuperar Hong Kong

El interés desatado por el juicio en Hong Kong al líder opositor y empresario de la comunicación Jimmy Lai está más que justificado. Se trata quizá de la última oportunidad para el régimen chino de poner freno a la política de represión y asimilación llevada a cabo en la excolonia británica, incumpliendo el acuerdo que garantizaba un estatus especial hasta 2047. La promesa incluía el mantenimiento de un sistema judicial independiente.

Las condenas sistemáticas a líderes opositores evidencian claramente lo contrario, pero la UE, EE.UU. y el Reino Unido aún confían en que Beijing pueda levantar el pie del acelerador. La ciudad autónoma se encuentra hoy en franca decadencia. El capital extranjero busca otros destinos más seguros, como Singapur, y Hong Kong ha dejado de ser esa puerta de entrada privilegiada a China. La realidad es que el régimen ha hecho prevalecer las consideraciones políticas sobre las económicas, pero un contexto de desaceleración como el actual genera otro tipo de incentivos y hace albergar al menos un pequeño atisbo de esperanza.

Recuperar Hong Kong significaría recuperar un valioso puente con Occidente, lo que no solo ayudaría a frenar la escalada de tensión con EE.UU., sino que serviría de ensayo sobre un modelo de relaciones claro y sometido al imperio de la ley. Con su ingreso, en 2001, en la OMC, China lanzó al mundo el mensaje de que estaba dispuesta a someterse a unas reglas comunes y ser un socio de fiar. Un juicio justo a Jimmy Lai mostraría hoy que esa vía no está definitivamente cerrada.