Línea editorial: "Francisco 2021: una Iglesia en estado permanente de misión"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Si la situación sanitaria lo permite, el Papa reanudará el 5 de marzo sus viajes internacionales tras un parón de un año y tres meses. Tan histórico como el parón será el destino, Irak, donde el Pontífice alentará la reconciliación del país y confirmará a las diezmadas comunidades cristianas, obligadas a huir con la llegada del Daesh. Y reanudará una misión que, desde Pablo VI, está estrechamente vinculada a la figura de los pontífices: anunciar el Evangelio por todos los rincones del planeta. Una misión que se había vuelto parte de la normalidad pero que la pandemia ha vuelto a situar en el plano de lo excepcional. Por otra parte, Francisco ha consagrado 2021 a san José, el santo de lo cotidiano. Y en el día de su solemnidad, el 19 de marzo, inaugurará un Año dedicado a la Familia, dando continuidad al impulso renovador iniciado en 2016 con su exhortación Amoris laetitia.

Urbi et orbi. La Iglesia en salida al mundo, visible en los últimos viajes pontificios a Tailandia o Madagascar, abandona la comodidad de las sacristías en los países de antigua tradición cristiana para impulsar un acompañamiento personal, cuerpo a cuerpo. Pasan a segundo plano las reformas en la curia, a punto ya de ver la luz. Entre otras cosas porque Francisco no ha querido esperar. Y ha ido implementando medidas para avanzar en la transparencia económica o procurar mayor agilidad en los órganos de gobierno vaticanos. Son para él cambios de orden subalterno, pero necesarios para mantener a la Iglesia en estado permanente de misión.

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