Línea Editorial: "Regreso a 2017"
"El debate en Cataluña no va a girar en torno a la mejor o peor gestión de Cercanías, sino en cómo van a avanzar hacia un nuevo referéndum, esta vez con las bendiciones del Estado"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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A favor de una amnistía se ha dicho que reconducirá el conflicto político y devolverá a los antiguos convergentes a la institucionalidad. Como si, por arte de magia, se hiciera volver el calendario a 1993 o 1996, cuando socialistas y populares pactaron cesiones al nacionalismo a cambio de votos. Se abrió entonces una dinámica que generó agravios comparativos entre regiones, pero que, en todo caso, se inscribía en un marco constitucional. Con sus crecientes demandas, el nacionalismo no tardó en cuestionar ese marco, amenaza que se materializó en el referéndum ilegal de 2017.
Es a ese año, no a 1993, al que nos devuelve el acuerdo entre el PSOE y Junts. Dicho de otro modo, el debate en Cataluña no va a girar en torno a la mejor o peor gestión de Cercanías, sino en cómo las mesas de partidos van a avanzar hacia un nuevo referéndum, esta vez con las bendiciones del Estado, al que se culpabiliza de la polarización social generada por el independentismo. Sánchez, le ha dicho Felipe González, está a tiempo de dar marcha atrás. No lo hará, pero ahí queda la advertencia del expresidente sobre la necesidad de “recuperar un espacio de centralidad”, frente a la situación actual en que “los extremos” marcan la agenda. Tarde o temprano esa será la salida del bucle sobre el que pivotará esta legislatura. La esperanza es que, para entonces, el daño generado no sea irreparable.