Línea Editorial: "Una Constitución de todos y para todos"
"De entre los actos con motivo del juramento de la Constitución por parte de la princesa Leonor de Borbón no debe pasar inadvertido el discurso que Su Majestad el Rey Felipe VI"
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De entre los actos con motivo del juramento de la Constitución por parte de la princesa Leonor de Borbón no debe pasar inadvertido el discurso que Su Majestad el Rey Felipe VI pronunció en el almuerzo oficial. Un discurso, dentro de una serie de actos que se convirtieron en una fiesta en honor de la Constitución, que en la actual coyuntura política adquiere un significativo valor. Sobre todo porque interpelan a decisiones personales que están deslegitimando de hecho principios básicos de la arquitectura constitucional.
La Constitución, que no debe ser entendida como un texto sagrado que no pueda y deba ser modificado, siempre a partir del consenso y no de forma unilateral o por la vía de los hechos, en palabras del Rey, fue una “gran obra colectiva sobre la que se basa y descansa una convivencia libre, pacífica y ordenada”.
Citando a dos de los autores del texto, presentes allí en ese momento, Miguel Herrero y Miguel Roca, Felipe VI recordó que “la Constitución… es un pacto, pero entendido no como una mera transacción, sino como unión de voluntades”, que se hizo “entre todos y para todos”. Esta obra política fue posible porque “los españoles fueron capaces de convivir desde la tolerancia y el respeto, de aceptar la discrepancia y la diferencia. No solo de aceptarlas, sino también y sobre todo de hacerlas posibles”. Esto implica que determinadas decisiones y actitudes políticas excluyentes impuestas por minorías, que pretenden alterar unilateralmente el entramado constitucional, aunque formen parte de pactos basados en el mero intercambio de intereses oportunistas, ponen en riesgo la convivencia y el proyecto de vida en común.