Memoria del Cardenal Sebastián
Con su palabra certera y su fino realismo contribuyó decisivamente a perfilar la conciencia del catolicismo español
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Si hay un nombre que representa el servicio de la Iglesia al bien común de la sociedad española en los últimos cincuenta años, es el del cardenal Fernando Sebastián, que falleció ayer en Málaga a la edad de 89 años. Profesor eminente de teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde fue Decano y Rector; religioso claretiano, obispo en varias sedes y finalmente arzobispo de Pamplona, fue creado cardenal por el Papa Francisco en 2014. En su biografía hay que destacar los impagables servicios que prestó a la Conferencia Episcopal como Secretario General durante la época de la Transición.
Su altura humana e intelectual, y su capacidad para un juicio sereno y acertado sobre la historia, le convirtieron muy pronto en interlocutor privilegiado de la vida política y social española, en la que siempre defendió la libertad de la Iglesia y la necesidad de su presencia elocuente. Con su palabra certera y su fino realismo contribuyó decisivamente a perfilar la conciencia del catolicismo español en materias como el juicio moral sobre el terrorismo y la necesidad de una laicidad abierta y positiva que integre la aportación de las comunidades de fe a una democracia viva. Como ha destacado el Secretario de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, la Iglesia da gracias a Dios por la presencia humilde, audaz y decidida del cardenal Fernando Sebastián Aguilar, un hombre de profunda fe y esperanza, renovador de la Iglesia, que nunca cedió a lamentos ni añoranzas sino que apostaba por la paciencia, el liderazgo moral y la claridad del testimonio cristiano en este nuevo escenario histórico.