Memoria de Miguel Ángel Blanco

Hay aniversarios en la historia de los pueblos que no pueden ni deben olvidarse. Y uno de esos aniversarios es, en la más reciente historia de España, el del asesinato de Miguel Ángel Blanco. El 13 de julio de 1997, el concejal del PP en el Ayuntamiento de Ermua era asesinado a sangre fría después de 48 horas de secuestro a manos de la banda terrorista ETA. Miguel Ángel Blanco tenía entonces 29 años. Pocos días antes de su secuestro, después de 532 días retenido en un zulo de Mondragón, había sido liberado el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara.Miguel Ángel no pudo ser liberado. ETA le asesinó y él se convirtió en un símbolo de la resistencia frente al terror y de la lucha por la libertad. Con el asesinato de Miguel Ángel Blanco la ciudadanía despertó y se inició un proceso creciente de contestación a la cultura del terror bajo la rúbrica del llamado “Espíritu de Ermua” y la posterior fundación del correspondiente Foro de Ermua. Han pasado 19 años y solo una memoria veraz de lo acontecido puede poner las cosas en su sitio. Una memoria en la que los verdugos se revelan como tales, y las víctimas, en este caso Miguel Ángel Blanco, pueden ser finalmente reconocidas en su dignidad y en el decisivo protagonismo histórico que han tenido en la victoria de la justicia y el derecho sobre la barbarie.