Pactos imposibles

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El debate de investidura de hoy pone de manifiesto la imposibilidad de algo que en cualquier democracia europea sería normal: el acuerdo, expreso o tácito, entre las dos principales fuerzas políticas para formar gobiernos que desarrollen su tarea dentro del espíritu y la letra de la Constitución.

Hace veinte años se produjo una fractura entre PSOE y PP que no se ha restañado. De un lado el empeño de evitar gobiernos de derecha a toda costa y, de otro, el empeño en mantener una cierta posición ideológica dinamitó prácticamente todos los puentes. Solo la salida de la secretaría general del PSOE de Pedro Sánchez permitió en su momento el desbloqueo. El nacionalismo pasó de reivindicar una mejora de financiación a mutar en independentismo abierto. El nacionalismo ya no puede ser, como en los años 90, apoyo alternativo para la derecha y la izquierda. La desaparición de Ciudadanos, por los errores de sus líderes, ha privado a la política española de una formación que, dentro del constitucionalismo, pudiera servir de un centro moderador.

El espíritu de la Constitución ha dejado de ser referente y límite para buena parte de la izquierda y del nacionalismo. La oferta de Núñez Feijóo de un gran acuerdo de Estado entre PP y PSOE para evitar que la gobernación dependa de los que quieren romper la Constitución ha caído en saco roto. Esta investidura servirá, al menos, para visibilizar una alternativa sólida y creíble a la mayoría Frankenstein, cuando la sociedad española considere que ha llegado el momento.