Madrid - Publicado el - Actualizado
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Desde que se consumó la anexión del Sahara Occidental por el reino de Marruecos, las noticias sobre la antigua colonia española apenas tienen cabida en los medios informativos. Y, sin embargo, el conflicto suscitado entonces por la “Marcha Verde”, sigue latente 45 años después, sin que las Naciones Unidas hayan sido capaces de acercar siquiera las posturas enfrentadas de Marruecos y el Polisario. La más reciente novedad ha sido la prórroga por seis meses de la misión pacificadora de la ONU en la zona y la dimisión del enviado especial para el Sahara, el alemán Horst Köhler, una vez fracasados sus intentos de mediación.
Sigue en juego la convocatoria de un referéndum de autodeterminación. Pero Marruecos solo admite una autonomía del territorio bajo su soberanía, mientras el Polisario, con el apoyo incondicional de Argelia, insiste en la consulta como paso previo a una hipotética independencia. El litigio ha dinamitado todos los proyectos de Unión del Magreb Árabe, al tiempo que ha abierto una fosa en la cooperación de Marruecos y Argelia. En espera de un nuevo mediador, nada parece indicar que la ONU sea capaz de encontrar la fórmula que resuelva el rompecabezas sahariano sobre el que pesa la amenaza añadida del cercano yihadismo africano, cada día más activo.