Madrid - Publicado el - Actualizado
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Este próximo sábado el Palacio de Vista Alegre de Madrid, plataforma de tantos mítines políticos, será escenario de un acontecimiento bien diferente: la beatificación de una mujer madrileña que hizo del trabajo y de la entrega a la voluntad de Dios su camino de santidad. Se trata de Guadalupe Ortiz de Landázuri, una licenciada en Química pionera de la incorporación de la mujer al mundo del trabajo. Pero lo que ahora reconoce la Iglesia es que respondió en cada momento lo que Dios le pedía, sin perder nunca la alegría de empezar y recomenzar sin desmayo dentro de las dificultades de la vida.
Además de reconocer su fe, esperanza y caridad en grado heroico, para aprobar su beatificación la Iglesia ha reconocido un milagro por su intercesión: la curación total e instantánea de una persona que padecía un tumor maligno de piel, pocos días antes de someterse a una difícil operación que ya no fue necesaria.
Pero el gran milagro de Guadalupe fue el testimonio que ofreció a lo largo de su vida de amor a Dios y a cuantos se acercaron a ella en sus diversas labores apostólicas como miembro del Opus Dei, especialmente en México, donde inició la labor apostólica de esta institución de la Iglesia. Guadalupe es una buena imagen de la “santidad de la puerta de al lado” a la que se refería el Papa Francisco en su reciente exhortación apostólica “Alegraos y regocijaos”. Su vida muestra que los caminos hacia santidad son muchos y siguen abiertos de par en par a quienes se ponen su confianza en Dios permitiendo que Él haga florecer su humanidad.