Línea Editorial 26/02/24

La sentencia de Alabama

a sentencia del Tribunal Supremo de Alabama que establece que los embriones tienen, desde el punto de vista jurídico, el mismo estatus que los niños, ha provocado un intenso debate

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La sentencia del Tribunal Supremo de Alabama que establece que los embriones tienen, desde el punto de vista jurídico, el mismo estatus que los niños, ha provocado un intenso debate. Es sin duda una cuestión importante y el dilema ético de qué hacer con los embriones congelados no está ni mucho menos resuelto. La práctica dominante hasta el momento ha sido la de prolongar indefinidamente la crioconservación. La Iglesia católica ha intervenido en este debate afirmando siempre que el embrión tiene la dignidad propia de un ser humano, y, por tanto, no se puede tratar a los embriones congelados como “material biológico”.

La sentencia de Alabama es un paso importante en el reconocimiento jurídico de la dignidad humana de los embriones, sin embargo, sorprende que los jueces citen como argumento de autoridad algunos pasajes de la Biblia. A diferencias de otras religiones, el cristianismo no invoca un Derecho basado en la revelación, como subrayó Benedicto XVI en su discurso al Bundestag, se remite a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del Derecho.

El Estado es aconfesional y la sociedad plural. Las aportaciones que los creyentes hacemos en el mundo jurídico y político, lógicamente, están iluminadas por la revelación bíblica, pero necesariamente deben traducirse en un lenguaje y en una racionalidad que pueda ser reconocida por aquellos que no comparten nuestros presupuestos de fe. Esto ya se ha hecho, y debe profundizarse, en el ámbito de la consideración ética de los embriones, para permitir un diálogo fecundo y una comprensión mejor del valor que se proclama. Es más que dudoso que ese argumento de los jueces de Alabama ayude a asentar la defensa de la dignidad de los embriones humanos.

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