Siempre hay que celebrar la vida

Ya puedes escuchar la Línea Editorial de esta tarde del 25 de marzo, Lunes Santo

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Desde que en 1993 El Salvador fuera el primer país que celebrara institucionalmente el Día Internacional de la Vida, en muchas partes del mundo se conmemora la dignidad de toda vida humana en torno a este 25 de marzo. Además, estamos en un momento social, político y cultural de tal calado, que esta celebración y sus razones cobran especial relevancia. Es una terrible paradoja que las agendas políticas muestren su deseo de dar carta de naturaleza al aborto y a la eutanasia como derechos humanos. Las últimas maniobras del presidente francés, Emmanuel Macron, son un ejemplo de esa conocida pendiente resbaladiza.

Por otra parte, la llamada maternidad subrogada es una expresión del yo posmoderno, que entiende la vida como un derecho a la carta. Las cifras de suicidio, disparadas especialmente en España, son muestra de un fracaso colectivo que hunde sus raíces en un nihilismo y en un relativismo que no encuentran más salida que desistir de la vida. Los fenómenos de la trata o de los dramas migratorios, que, como dice el Papa Francisco, han convertido el Mediterráneo en un cementerio nos avergüenzan.

Todas ellas son razones poderosas para recordar que la vida no es un derecho absoluto a la libre disposición del criterio humano, sino que es un don de Dios: un don y una tarea, que implica una responsabilidad y que se mantiene desde el inicio, en la concepción, hasta su fin natural.