LÍNEA EDITORIAL

Una foto que avergüenza

A la vergüenza del comunicado y la actitud de los socios radicales del Gobierno respecto de la Corona, se unió la humillación de la foto que Pedro Sánchez le regaló a Puigdemont

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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A la vergüenza del comunicado y la actitud de los socios radicales del Gobierno respecto de la Corona, se unió ayer la humillación de la foto que Pedro Sánchez le regaló al prófugo Puigdemont. Ni en los mejores sueños del independentismo hubieran imaginado algo así. Las reuniones para la investidura han pasado de ser secretas y discretas a difundir a los cuatro vientos una imagen internacional que pone a España a los pies de los caballos.

La esperpéntica reunión entre un Puigdemont tratado como “President” y el eurodiputado socialista Sánchez Cerdán contó con el decorado de un enorme cuadro con una foto de una urna del referéndum ilegal celebrado en Cataluña en octubre de 2017.

El mensaje sin palabras que se manda es muy fuerte: una vez conseguida la amnistía, el siguiente chantaje que se pondrá sobre la mesa será era el reconocimiento de Cataluña como nación y el referéndum de autodeterminación. Y aunque se niegue, está visto que la palabra dada por el Gobierno no vale gran cosa. No se trata de concordia y pacificación. Hay razones fundadas para creer que el independentismo seguirá pidiendo y chantajeando hasta alcanzar sus objetivos. Y también para sospechar que, contra el vicio de pedir ilegalidades, Sánchez no tendrá ni el sentido común ni la virtud de no darles lo que piden.