Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Presidente de la Conferencia Episcopal ha inaugurado hoy la Asamblea Plenaria de otoño poniendo sobre la mesa un buen número de temas de interés social y eclesial. El Cardenal Blázquez se ha referido a la Jornada Mundial de los Pobres, que celebramos ayer por primera vez, y a la Jornada Mundial de Oración por las Víctimas de Abuso, que celebramos hoy; ha condenado la violencia contra la mujer y ha presentado algunos de los desafíos que presenta hoy hablar de la verdad del amor humano en el contexto de la ideología de género; nos ha recordado que excluyendo a Dios y descartando a las personas indefensas y desvalidas no se construye la casa común que es Europa; y refiriéndose a España, ha afirmado con toda claridad que la Declaración de Independencia acaecida en Cataluña es un hecho grave que daña la convivencia y va más allá de las legítimas discrepancias entre las formaciones políticas. La Iglesia apoya el restablecimiento del orden constitucional, porque es un bien común.
El Cardenal Blázquez ha recordado el papel fundamental que la Iglesia jugó en la Transición y ha hecho una reivindicación expresa de todo lo bueno que nos ha legado el llamado régimen del 78. Con las palabras del epitafio del presidente Adolfo Suárez, el Presidente de la CEE ha recordado que la concordia fue posible. Lo sigue siendo. Y la Iglesia, hoy como entonces, se ofrece para facilitar aquella concordia serena que en estos últimos tiempos tanto hemos echado de menos.