LÍNEA EDITORIAL
El conflicto sin fin de Palestina
"El conflicto solo vislumbrará su fin cuando existan dos Estados que se reconozcan mutuamente y cooperen para garantizar su seguridad"
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Los sangrientos incidentes en la frontera de Gaza con Israel, durante el pasado fin de semana, ponen de manifiesto la dificultad de resolver uno de los más dolorosos conflictos que dejó como secuela la II Guerra Mundial. Aunque nadie en su sano juicio cuestiona ya la existencia de Israel como Estado soberano, ni siquiera los propios palestinos, el problema que subyace es el polémico derecho de los refugiados a volver a sus tierras. Es lo que reclamaban los palestinos el pasado viernes, desde la Gaza ocupada por Hamas. Todas las negociaciones emprendidas se han estrellado contra este muro, porque Israel considera que está en juego su seguridad nacional si retornaran los refugiados palestinos. Hay otros puntos de discrepancia, como las fronteras del futuro Estado palestino, así como el estatuto de Jerusalén, proclamada por Israel como su capital eterna e indivisible.
De nada han servido pequeños como la cesión a la Autoridad Nacional Palestina de una parte de la vieja Cisjordania, poco a poco reocupada por decenas de colonias judías, así como el abandono de la franja de Gaza desde donde Hamás no deja de hostigar a Israel. Tampoco servirá de nada la intención de la ONU de investigar lo ocurrido este fin de semana ya que Israel se opone frontalmente a poner siquiera en tela de juicio el honor de su ejército, que causó 17 víctimas mortales entre los jóvenes de Gaza que intentaron traspasar la frontera israelí. El conflicto solo vislumbrará su fin cuando existan dos Estados que se reconozcan mutuamente y cooperen para garantizar su seguridad.