Un Congreso que divorcia al PSOE de sus votantes

EL PSOE es un partido que en las últimas elecciones consiguió casi ocho millones de votos. Son los votos de personas que, según las encuestas, se consideran de centroizquierda y se reconocen en la tradición religiosa mayoritaria de nuestro país. De esos votantes, solo uno de cada cuatro se considera de izquierdas y un 12 por ciento de derechas. Aunque en las últimas elecciones autonómicas y municipales perdió mucho poder territorial, más de 20.000 concejales en toda España fueron elegidos bajo las siglas del PSOE.

El Congreso que el PSOE ha celebrado este fin de semana en Sevilla distancia al partido de sus votantes. Ha sido un Congreso sin apenas contenido ideológico, en el que no ha habido cambios sustanciales en la organización y en el que el partido se ha identificado como el partido “de los rojos”. El protagonismo de Zapatero, que en los últimos años se ha acercado mucho a los regímenes populistas de la izquierda latinoamericana, confirma este sesgo.

Durante tres días han abundado las acusaciones a los jueces, la descalificación de la oposición, tildándola de golpista, y una negación obstinada del desprestigio que suponen para las siglas del PSOE los presuntos casos de corrupción institucional y económica. Casi todo el fin de semana se ha dedicado a la exaltación del líder máximo del partido, Pedro Sánchez. Todo eso hace poca justicia a los votantes y a los cargos públicos que trabajan desde todas las administraciones, sin muchas exaltaciones ideológicas, por la buena marcha del país y de la democracia.