Economía y rechazo a la ideología “woke”

Donald Trump será el 47 presidente de Estados Unidos. Tras un juicio y una condena, los ciudadanos estadounidenses han decidido que Trump sea reelegido. Y por si existieran dudas, no solo le han refrendado a él, sino que han llevado a ambas Cámaras al partido republicano. Sesenta y ocho millones de estadounidenses, a la espera del recuento final, han optado por Trump. Tras una campaña bronca y polarizada, las razones últimas que han facilitado la reelección de Trump tienen ver con la economía doméstica y con el comprensible rechazo que provocan los tics ideológicos del partido demócrata.

Hace cuatro años, Trump no reconoció su derrota frente a Biden, habló de fraude electoral y exacerbó los ánimos de sus seguidores hasta el punto de animar el asalto al Capitolio. Durante esta campaña, el hoy presidente electo ha asegurado que, o él ganaba, o el sistema era un fracaso y una farsa. Pero esta vez ha ganado claramente. Con él gana el proteccionismo económico y el nacionalismo aislacionista, y salvo que sepa corregir su rumbo, se profundizarán la polarización y el descrédito institucional.

Por su parte, el partido demócrata tendrá que preguntarse por qué no ha sabido atraer a una mayoría social, a pesar de los evidentes puntos débiles de su oponente. Ahora comprueban amargamente que la radicalidad ideológica en temas como el aborto y el género, y el elitismo que desprecia a los sectores sociales más populares, no suman votos en Estados Unidos. Republicanos y demócratas deberán repensar sus estrategias por el bien de la convivencia y de las instituciones.