El ejemplo del Papa Francisco
"Una esperanza que es audaz y que, especialmente en la fragilidad, hace la vida más bella y digna"
Madrid - Publicado el
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El Papa Francisco se encuentra en una situación muy delicada. Ingresado desde hace más de una semana en el Hospital Gemelli por una bronquitis, que derivó en una neumonía bilateral, su cuadro clínico se ha ido agravando, también por las patologías anteriores que el Papa arrastraba. Ha sido el propio Papa el que nos ha agradecido la cercanía y la oración, y el que, en todo momento, ha querido que con transparencia se haya contado la verdad sobre su estado. Los médicos han dicho durante esta semana que eso no significa caer en improcedentes exhibicionismos y desde la Santa Sede, sin esconder los motivos que existen para la preocupación, se ha salido al paso de los bulos que han corrido en estos días por algunos medios de comunicación.
Es tiempo, como lo ha sido siempre en la historia de la Iglesia, cuando nos hemos encontrado en circunstancias similares, de rezar por el Papa. Los católicos lo hacemos con serenidad, gratitud y esperanza, en público y en privado, conscientes de que, especialmente en un momento así, el ruido no hace mucho bien y el bien no hace mucho ruido. Nos acompañan, a su manera, millones de personas de buena voluntad que, en todo el mundo, reconocen el valor que tiene la figura del Papa.
Las palabras de Francisco en su encíclica, Fratelli Tutti, son muy iluminadoras, también para una situación como ésta. Allí el Papa nos recuerda que la esperanza está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y de los condicionamientos que esté atravesando. Una esperanza que es audaz y que, especialmente en la fragilidad, hace la vida más bella y digna.