Empatizar con Ucrania

A la espera de lo que suceda en las elecciones de EEUU, el bloqueo de Hungría está impidiendo que fluyan a Kiev los fondos comprometidos por la UE

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Justo después de recibir a Pedro Sánchez, el Papa hacía el viernes lo propio con Volodomir Zelenski. Es su tercer encuentro desde el inicio de la guerra, y llega en un momento delicado para Ucrania. Las defensas del país siguen en pie. 

Esto es ya mucho decir después de varios meses de implacable asedio ruso. Y nunca se insistirá lo suficiente en que nadie hubiera apostado por esta capacidad de resistencia en febrero de 2022, cuando la invasión se auguraba como un paseo militar para Moscú. Pero sin ayuda exterior, Ucrania estará perdida. Esa ayuda, a pesar de las buenas palabras, no está llegando del modo comprometido.

A la espera de lo que suceda en las elecciones de noviembre en EE.UU., con el riesgo de que Donald Trump corte el grifo si llega a la Casa Blanca, el bloqueo de Hungría está impidiendo que fluyan a Kiev los fondos comprometidos por la UE. 

Es un asunto central en la agenda de Zelenski, después de que Joe Biden se viera obligado a cancelar su visita a Europa por el huracán Milton. Roma ha resultado ser una parada decisiva. Fue gracias, por un lado, al respaldo que ofreció al presidente ucraniano Giorgia Meloni, desde la presidencia rotatoria del G7, que le permite movilizar apoyos internacionales. 

Pero Zelenski era también consciente de la importancia del respaldo del Papa. Sin dejar de abogar por una solución negociada, Francisco ha sido siempre muy claro con respecto a la injusticia a la que está sido sometido el pueblo ucraniano. En un momento en que la fatiga de la guerra es máxima, dentro y fuera de Ucrania, sería trágico que el mundo dejara de empatizar con las víctimas de esta agresión.