Enésima oportunidad perdida

Transcurridos dos años y nueve meses desde la última cumbre, Pedro Sánchez ha llegado a Santander con nula voluntad de alcanzar acuerdos. La Conferencia de Presidentes es el mecanismo de mayor nivel en la cooperación institucional entre el gobierno central y las administraciones autonómicas. Sánchez llega sin ninguna propuesta para resolver profundas discrepancias en cuestiones sustanciales de la agenda política. No se trata sólo de que el PP tenga un predominio claro en el mapa de las comunidades autónomas. Las divergencias responden al evidente trato preferente que Sánchez está dando a los gobiernos del País Vasco y Cataluña para mantener el apoyo de los nacionalistas a su gobierno. Y los privilegios a esas comunidades son lo contrario al espíritu y la razón de ser de la Conferencia de Presidentes.

La propuesta de un pacto fiscal con Cataluña que rompe con el principio de igualdad de todos los españoles es quizás el punto más conflictivo del orden del día. Hay que añadir el hasta ahora imposible acuerdo migratorio, mientras Canarias vive una situación de emergencia. También están sobre la mesa los problemas de la vivienda y del déficit de personal sanitario, dos cuestiones que no se resolverán si un escrupuloso cumplimiento de lo regulado a partir de las transferencias autonómicas. Además, el presidente valenciano llega con la petición de un Plan Nacional contra las Inundaciones, que incluya un fondo extraordinario ante las catástrofes. Esta Conferencia debería dar una oportunidad a la política de Estado, que es lo que la ciudadanía necesita, pero seguramente será la enésima oportunidad perdida.