Escucha la línea editorial de este lunes 24 de diciembre de 2018
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Navidad conmemora un acontecimiento histórico que se produjo en un pueblo concreto, en Belén, cerca de Jerusalén. Dos mil años después Belén y Jerusalén siguen siendo lugares concretos, una ciudad y un pueblo en el que los seguidores del niño Dios tienen dificultades para vivir su fe. Horas antes de que se celebre la Navidad, este domingo estaba previsto que el Gobierno de Israel estudiase una ley que si se llega a aprobar compromete seriamente la presencia de los cristianos de Israel. Por segunda vez el Gobierno de Netanyahu quería aprobar una normativa para poder expropiar aquellos inmuebles que las iglesias presentes en Jerusalén tienen alquilados. En la ciudad vieja de Jerusalén, las iglesias tienen alquilados sus edificios para poder mantenerlos y obtener algunos ingresos. La posible expropiación supone una modificación del statu quo que rige en la ciudad desde hace siglos.
Las autoridades de Israel quieren exigir también unos impuestos por valor de 150 millones de dólares que las iglesias no pueden pagar. A última hora, la modificación legal se aplazó. Pero los cristianos de Jerusalén tienen miedo de verse obligados a reducir su presencia en la ciudad en la que murió y resucitó Jesús. Es lo que ya sucede en Belén, donde nació Jesús. La construcción del muro, las dificultades económicas y la ocupación de tierras ha provocado que Belén, un pueblo donde los cristianos eran mayoría, ahora solo representen el 12 por ciento