Europa debe asumir su liderazgo

La llamada de Donald Trump a Vladímir Putin para negociar el final de la guerra dejando al margen a Ucrania podría poner fin al equilibrio que ha ordenado la escena internacional durante los últimos 80 años. Durante muchas décadas, Europa ha disfrutado de una paz y una prosperidad basadas en la Alianza Atlántica. Si EEUU abandona ese compromiso, promoviendo cesiones a Putin, obligará forzosamente a Europa a replantear su defensa y su influencia sobre los territorios colindantes. Una mala paz en Ucrania sería catastrófica para los propios ucranianos. Pero si Rusia sienta el precedente de que puede anexionar territorios de otros Estados soberanos, países como Finlandia, Estonia o Letonia se sentirán inmediatamente amenazados.

El derecho internacional solo prevalecerá allí donde pueda hacerse valer, y Europa tiene una responsabilidad histórica que no debe eludir. Tal como ha informado el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en cinco años debemos ser capaces de defendernos por nosotros mismos, y la seguridad de nuestras democracias no podrá seguir delegándose en EEUU. Ningún idealismo podrá sobrevivir sin aceptar las reglas de un cierto realismo político, y la complicidad entre Trump y Putin sitúa a Europa en una circunstancia crítica. Afianzar nuestros valores y ambicionar un proyecto político y social reconocible será imprescindible si queremos garantizar nuestra forma de vida y los fundamentos morales sobre los que se asienta. Este ejercicio de responsabilidad supondrá, necesariamente, un esfuerzo político y económico sin precedentes.