El exterminio silencioso de los cristianos

Con contadas excepciones, el silencio sobre la persecución y el exterminio que están sufriendo los cristianos en diversas partes del mundo, clama al cielo. Lo hemos vuelto a ver con el recrudecimiento de la violencia en Siria y es recurrente en algunos países del corazón de África, como es, por ejemplo, el caso de Nigeria. El obispo Wilfed Anagbe, misionero claretiano, ha denunciado ante el Congreso de los Estados Unidos los secuestros, los asesinatos y la imposición de la ley islámica, que forman parte de una agenda calculada para eliminar el cristianismo del país africano. Desde hace tiempo se viene practicando una limpieza religiosa en amplias zonas del país, que incluye robo de tierras y violaciones de los más básicos derechos humanos. Con toda claridad y sin rodeo alguno, el obispo Anagbe ha señalado que la experiencia de los cristianos en Nigeria hoy se puede resumir como la de una Iglesia sometida a un auténtico exterminio de carácter islamista. Lo hacen con impunidad, porque cuando las víctimas piden auxilio a las fuerzas de seguridad, directamente no acuden a protegerlas.  

Nigeria es el país más grande de África, el sexto más grande del mundo con una población aproximada de 236 millones de habitantes, de los que el 10% son católicos. Según cifras de la organización ACI África, en Nigeria son asesinados más creyentes por su fe que en cualquier otro lugar del mundo. Debería ser suficiente para que la comunidad internacional tomara medidas; para que todos, en la medida de nuestras posibilidades, alcemos la voz; y para que, en consecuencia, se termine de una vez por todas el ominoso silencio sobre las masacres de cristianos, que, por desgracia, parecen importar a muy pocos.