Francia no solo necesita una nueva mayoría

Macron ha nombrado nuevo primer ministro a François Bayrou en sustitución de Michael Barnier, derribado por una moción de censura. Bayrou es un viejo aliado del presidente francés. Francia vive una gran inestabilidad política desde que Macron decidiera convocar el pasado mes de junio elecciones anticipadas, tras el ascenso de Le Pen en las europeas. Las elecciones anticipadas dejaron la Asamblea Francesa divida en tres bloques, el de la extrema derecha y el de la extrema izquierda tienen mucho peso. El presidente francés está en manos del partido de Le Pen para formar mayorías, y Le Pen está interesada en que haya elecciones presidenciales cuanto antes. Macron podría desentenderse de Le Pen si llega a un acuerdo con los verdes y con los socialistas que se han separado del bloque de la izquierda. Habrá que ver si es capaz de sacar adelante los presupuestos. Francia está bajo la presión de la UE porque su déficit es del 6 por ciento y tiene que reducirlo al 3 por ciento. Desde hace mucho tiempo el país vecino tiene pendientes importantes reformas para sanear el Estado del Bienestar.

Macron se ha convertido en un equilibrista político con un apoyo popular bajísimo del 20 por ciento. Esta última crisis política tiene raíces profundas. Macron ganó las elecciones presidenciales de 2017, en un momento en el que la izquierda y la derecha tradicionales prácticamente habían desaparecido. Han crecido los extremos absorbiendo el voto de protesta. Macron, distante, tecnocrático, poco dado al diálogo, ha sido incapaz de reconectar a los ciudadanos de su país con una política realista. Es un buen aviso para nosotros que somos sus vecinos.