El futuro de Ecuador en juego
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Madrid - Publicado el
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Este domingo los ecuatorianos decidirán si revalidan su apoyo a Daniel Noboa para que presida nuevamente el Gobierno de Ecuador o si, por el contrario, optan por la candidata de la oposición, Luisa González. Los dos obtuvieron en primera vuelta un resultado muy similar y, a solo 48 horas de la segunda vuelta, la situación no parece que haya variado mucho. Se habla de un empate técnico que, según los sondeos, solo podría cambiar el voto de los ecuatorianos residentes en el extranjero.
Noboa y González son perfectamente conscientes de que el margen que les separa es tan estrecho que ambos han optado por radicalizar sus posturas, elevar el tono de sus respectivos ataques y explotar las emociones. El correísmo y el anticorreísmo, el narco, la inseguridad y la violencia, además de las sospechas de fraude, son algunas de las piedras que los candidatos se arrojan para conseguir la movilización del puñado de votos que les separan. Y, mientras tanto, entre el uno y la otra, los ecuatorianos se enfrentan a viejos y nuevos problemas que van desde la integración real de la población indígena o la crisis eléctrica a la violencia del crimen organizado y el narcotráfico. Está claro que la ideologización que marca la política ecuatoriana no resuelve los problemas reales de la ciudadanía. Quizás sirva para ganar unas elecciones, pero cuando termine el recuento de votos, gane Noboa o gane González, el deber es gobernar para todos los ecuatorianos. Y esto, que parece evidente, es la gran tarea pendiente de las democracias en América Latina, y en otros países del llamado mundo libre.