Un gran desafío ético y cultural

"Un gran tema de discusión este año es si asistimos al final de la democracia liberal y de la economía de mercado"

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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La toma de posesión de Donald Trump ha coincidido con la apertura del Foro Económico de Davos, que, cada año, congrega a una representación de las élites económicas y políticas del planeta. Un gran tema de discusión este año es si asistimos al final de la democracia liberal y de la economía de mercado. El centro derecha y el centro izquierda tendrían que dar explicaciones sobre por qué en muchos países la ciudadanía ha desertado masivamente de sus filas para echarse en brazos de opciones populistas de uno u otro signo. Las causas de la crisis del liberalismo, sin embargo, no se limitan a los errores de los partidos tradicionales. En su discurso de despedida a los norteamericanos, Joe Biden ofreció interesantes reflexiones sobre el poder desestabilizador de la desinformación y sobre la nueva oligarquía tecnológica, que comparó con el complejo militar industrial, al que, también en su despedida, había aludido Ike Eisenhower, como personificación de los poderes ocultos a los que ni siquiera el líder del mundo libre puede hacer sombra.

Las grandes tecnológicas no solamente acaparan un poder mayor que el que jamás tuvo ninguna oligarquía en la historia, por su inédita capacidad de moldear tanto la economía como la cultura. El orden imperante en los países occidentales tras la II Guerra Mundial se sustentaba en la primacía del individuo, en un sistema que necesitaba abundante mano de obra en las fábricas, y soldados en los ejércitos. Ese viejo pacto social ha quedado obsoleto, y no ha surgido otro capaz de reemplazarle. La democracia liberal tiene planteado un gran desafío ético y cultural para pervivir.

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