J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Hace 20 años

Este sábado se cumplen 20 años de la liberación de Ortega Lara. El que fuera funcionario de prisiones fue puesto en libertad después de 532 días encerrado en unas condiciones que supusieron una auténtica tortura. Ortega Lara solo podía dar tres pasos y no veía la luz natural. Las imágenes posteriores a su liberación parecen las de un cadáver viviente. La liberación de Ortega Lara fue el comienzo del final de ETA. El Ministerio del Interior, dirigido por Jaime Mayor Oreja, había marcado un rumbo claro y firme. Días después, los terroristas humillados, secuestraron y asesinaron a cámara lenta a Miguel Ángel Blanco. En la memoria del pueblo español han quedado fijadas aquellas horas en las que una inmensa mayoría de ciudadanos sufrimos, lloramos y reclamamos el fin de ETA. Ahora que se está construyendo el llamado relato de los años del terror, no podemos olvidar ni el secuestro de Ortega Lara, ni el asesinato de Miguel Ángel Blanco, ni el estallido de un pueblo que salió a la calle para defender la vida de un inocente. Una ETA deslegitimada consiguió meses después, gracias al llamado Pacto de Estella, un respiro de los partidos nacionalistas. En ese acuerdo los nacionalistas moderados hacían suya la gran falsedad que siempre habían sostenido los terroristas: que había un conflicto político pendiente de resolver. Aque verano de 1997 es esencial para construir un relato ajustado a los hechos. Algo especialmente necesario en este momento.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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