No hay soluciones mágicas

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El problema de la despoblación de buena parte de España ha entrado con fuerza en el debate público durante las últimas horas. El éxito de la manifestación convocada en Madrid este domingo por ochenta organizaciones y la precampaña electoral ha provocado que nos fijemos en un problema a menudo olvidado. Afecta especialmente a provincias como Soria, Zamora, Burgos, Ávila, Salamanca o Teruel. Se trata de provincias que están técnicamente muy cercanas a la despoblación, considerada cuando una zona tiene menos de 13 habitantes por kilómetro cuadrado.

No podemos ser ingenuos, el Gobiernos y los partidos se han metido este tema en la agenda porque hay 100 escaños en juego. El electoralismo del Ejecutivo es demasiado evidente y las medidas aprobadas el pasado viernes han llegado sin el consenso con otras fuerzas políticas.

El problema es demasiado serio como para no buscar una solución consensuada y realista. Y el primer realismo es reconocer que la solución a la España vacía es muy complicada. Afecta, en gran medida, a una meseta en la que las condiciones para la explotación del campo son muy difíciles. El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha hablado de impulsar el relevo generacional. Hablar de relevo generacional no es aportar respuesta alguna. Una buena parte de España se vacía porque no hay relevo generacional: somos uno de los países de Europa con un índice de natalidad más bajo. Como en muchas otras cuestiones, esta requiere entrar en la complejidad del reto.

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